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lunes, 4 de diciembre de 2017

La quesería La Gloria fabrica en Amurga un queso curado de cabra premiado en la Isla y en el mundo








El matrimonio formado por José Miguel Ortega y Francisca Olga Pérez defiende desde hace 16 años la empresa familiar que lleva recibiendo premios de forma casi ininterrumpida desde el año 2009. Temen la definitiva desaparición de la ganadería caprina en Canarias “si no se suben los precios y si se retira la única ayuda que existe al litro de leche”



Los quesos artesanales puros de cabra curados y semicurados de la quesería La Gloria, alejada del ruido en los altos rurales de la zona turística de San Agustín, llevan casi una década recibiendo premios de todo tipo en Gran Canaria y también a nivel internacional.
A mediados del pasado mes de noviembre, en Londres, en el concurso mundial más importante del sector quesero, la World Cheese Awards, el queso curado de La Gloria recibió la medalla súper oro, el máximo galardón del certamen.

El mismo queso también ha sido premiado este año con la medalla de oro en la reciente Exposición Internacional de la Cabra, el Queso y la Cajeta, considerado el principal concurso quesero de México; recibió el primer premio en el 24º Concurso Oficial de Quesos de Gran Canaria, y quedó segundo en la XV Cata Insular de Quesos de Gran Canaria.




  La obtención de esos premios, sin embargo, apenas tiene repercusión y sólo sirven para alentar y prestigiar el esfuerzo y duro trabajo personal que realiza a diario el matrimonio responsable de la quesería.

José Miguel Ortega Suárez y Francisca Olga Pérez Navarro asumieron hace 16 años el compromiso de defenderla y sacarla adelante. Él incluso medio dolorido, operado de prótesis de caderas en ambas piernas.

La quesería La Gloria, enclavada en las tierras pedregosas y ahora resecas de Amurga, a dónde sólo puede llegarse por una polvorienta carretera de tierra, la fundaron hace más de medio siglo los padres de José Miguel, Jacinto Ortega Suárez, pastor natural de Ariñez, y Elena Suárez Guedes.


La calidad del queso
En estos momentos La Gloria cuenta con un ganado formado por casi 2.100 cabras, de las que cerca de 1.500 ya son grandes y productoras de leche. Son las que permiten que José Miguel y Francisca Olga, los únicos que ejercen de queseros, hagan a diario una media de entre 260 y 280 kilos de queso.
Sólo fabrican quesos curados y semicurados porque los tiernos -dicen- precisan de un procedimiento de pausterización que no les gusta, y además no están por la labor de añadir ningún componente químico a unos quesos artesanales que ahora hacen 100% naturales.
“El truco para mantener la calidad y el sabor de los quesos está sobre todo en la calidad de la leche y en no variar sus proteínas en el corte de la cuajada, pero también en el cuidado y volteos que se le dé a los quesos dentro de la cámara de conservación”, afirma el matrimonio.
A eso se añade que el ganado pasta libre en las laderas, aunque en su alimentación también se invierten 6 contenedores de 12.000 kilos al mes, con precios fluctuantes, y también que la quesería está perdida y sola en un lugar donde no llega el wiffi, pero donde la temperatura se mantiene casi constante y suavizada por la cercanía del mar.

Felicitación del Ayuntamiento
José Miguel y Francisca Olga agradecieron este viernes la visita de cortesía que le hicieron la primera teniente de alcalde del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, Elena Álamo Vega, y el concejal de Agricultura y Ganadería, José Carlos Álamo, para felicitarles personalmente por los premios que sus quesos han recibido este año, entre ellos incluso el de mejor queso semicurado de cabra en la XVI Cata Insular de Quesos Villa de Agüimes 2017.
Los responsables queseros de La Gloria, que cuentan con la ayuda de cuatro trabajadores al tanto de la alimentación, limpieza y ordeño del ganado, confesaron a los representantes municipales su temor por el futuro de la empresa si finalmente desaparece la única subvención de 14 céntimos de euro que reciben por litro de leche, y si esa medida que se baraja para el año entrante no lleva aparejada una subida equitativa en los precios de su producto, “que permanecen igual desde hace 15 años”, dicen.